Cuarta derrota
Un trago amargo la octava partida para Diego Alejandro.
Una experiencia de la que podría aprender muchas cosas importantes. Con siete años le alcazó para ser campeón de Colombia, gracias al excelente trabajo de su entrenador Daniel Rosales desde marzo último, pero no para vencer a la mayoría de los mejores de América, que tienen un año más de edad. Pero no le alcanzó sobre todo porque antes de Daniel Rosales no fue instruido adecuadamente o no fue en realidad instruido de ninguna manera. Entre agosto de 2017 y febrero de 2018 solamente recibió una clase de ajedrez el sábado 4 de noviembre en Palmira. En realidad, con tan poco llegó muy lejos.Se desnudaron ciertas debilidades que hay que conjurar: jugar demasiado rápido, ensimismarse en su juego olvidando lo que quiere el contratio, dejar de evaluar las amenazas o al menos percibirlas, no generar alternativas frente a las sorpresas producto de una juiciosa reflexión, desconocimiento de aperturas, mirar todo el tablero y todas las piezas, aprovechar mejor el tiempo, bueno, eso ya lo dije, pues es la impulsividad de jugar lo primero que viene a la mente. Aunque eso aplica para todos los jugadores seguramente.
Con siete años se tiene la vida por delante. Y ya tiene un recorrido bastante extenso.
Felicitaciones Diego Alejandro.
Mañana hay que jugar la última contra el estadounidense Yang, mesa 13 con blancas.
Y si Dios quiere habrá más torneos, incluso de alto nivel, como éste.
Una experiencia de la que podría aprender muchas cosas importantes. Con siete años le alcazó para ser campeón de Colombia, gracias al excelente trabajo de su entrenador Daniel Rosales desde marzo último, pero no para vencer a la mayoría de los mejores de América, que tienen un año más de edad. Pero no le alcanzó sobre todo porque antes de Daniel Rosales no fue instruido adecuadamente o no fue en realidad instruido de ninguna manera. Entre agosto de 2017 y febrero de 2018 solamente recibió una clase de ajedrez el sábado 4 de noviembre en Palmira. En realidad, con tan poco llegó muy lejos.Se desnudaron ciertas debilidades que hay que conjurar: jugar demasiado rápido, ensimismarse en su juego olvidando lo que quiere el contratio, dejar de evaluar las amenazas o al menos percibirlas, no generar alternativas frente a las sorpresas producto de una juiciosa reflexión, desconocimiento de aperturas, mirar todo el tablero y todas las piezas, aprovechar mejor el tiempo, bueno, eso ya lo dije, pues es la impulsividad de jugar lo primero que viene a la mente. Aunque eso aplica para todos los jugadores seguramente.
Con siete años se tiene la vida por delante. Y ya tiene un recorrido bastante extenso.
Felicitaciones Diego Alejandro.
Mañana hay que jugar la última contra el estadounidense Yang, mesa 13 con blancas.
Y si Dios quiere habrá más torneos, incluso de alto nivel, como éste.
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